Echarse a la boca un puñado de arándanos desecados es un enorme placer. En su degustación se conjugan los sabores del bosque, así como el dulzor de la fruta deshidratada. Esta baya del bosque es conocida por sus múltiples propiedades saludables para el organismo, y es rica en antioxidantes y polifenoles.
¿Quién ha dicho que tomar un picoteo con amigos, o mientras se ve un programa de televisión, o a media mañana en el trabajo tiene que estar reñido con lo saludable? Pues no es así en absoluto, solo hay que saber elegir lo que se toma. Es totalmente posible tomar un snack saludable, que llene un poco la tripa y que produzca saciedad y encima rico en antioxidantes si el producto elegido son los arándanos deshidratados.
Estas pasas, provenientes de los arándanos frescos a los que se les retira el agua para poder conservarlos por largo tiempo son muy deliciosos y además están llenos de ricas propiedades nutricionales. Entre los beneficios de comer arándanos deshidratados están las vitaminas que aportan como vitaminas C, D, y E, así como vitaminas del complejo B. Igualmente son ricos en minerales como hierro, magnesio, fósforo y potasio.
Ideales para mantener la salud
En su forma deshidratada los arándanos poseen carotenos, antonianos y antioxidantes, todos ellos necesarios para prevenir el envejecimiento celular y ayudar a mantenerse con una apariencia saludable, además de cuidar el organismo. Concretamente son ricos en flavonoides, antocianinas y proantocianidinas, todos ellos antioxidantes que favorecen en la prevención de enfermedades degenerativas.
Por otra parte, otro de los componentes de los arándanos deshidratados son los polifenoles, unos agentes con propiedades antiinflamatorias, que evitan la acumulación de plaquetas y ayudan a reducir la hipertensión, por lo que su ingesta reduce el riesgo de padecer enfermedades coronarias.
Y por si esto fuera poco, también ayudan a preservar la vista, y a proteger de infecciones en el tracto urinario o infecciones dentales.
Proceso de desecado orgánico y natural
Estos snacks saludables con antioxidantes tienen un sabor exquisito, pero hay que tener en cuenta siempre la forma de presentación cuando se compran. Es importante controlar la cantidad de azúcar que se le añade a las presentaciones de los supermercados, así como el aporte de grasas vegetales que se les añade para evitar que se peguen entre sí. En estos casos es recomendable que el consumidor sea consciente de que estos añadidos suman azúcares y grasas a un producto que de entrada es totalmente sano y natural.
Para evitar eso, lo ideal es optar por procesos de deshidratación más orgánicos en los que el consumidor conozca los productos empleados junto a los arándanos.
Al rico arándano deshidratado hecho en casa
Los arándanos deshidratados son muy fáciles de elaborar y no requieren de conocimientos culinarios específicos ni de instrumental que no se tenga normalmente en una cocina.
Para tener estos snacks saludables siempre listos para tomar lo ideal es hacerlos en casa y empaquetarlos en pequeñas dosis para poder llevar en el bolso o mochila cuando se sale a la calle a dar un paseo, a trabajar o para la merienda o media mañana de los peques.
Básicamente solo se trata de introducir los arándanos en una olla con agua hirviendo recién retirada del fuego. Cuando se hayan cocinado, para ello deben tener la piel rugosa, se escurren. Seguidamente se colocan en una bandeja con papel de cocina por arriba y por abajo para que pierdan toda la humedad, y mientras se precalienta el horno a 90 grados centígrados.
Cuando estas riquísimas bayas del bosque estén secas se introducen en el horno colocando en la bandeja otro papel vegetal seco o papel toalla. Si se quieren endulzar, este es el momento.
Se baja la temperatura del horno a 65 grados y se meten dentro. A partir de ahí, y dependiendo de cómo de crujientes se quieran habrá que esperar entre 6 y 10 horas.