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Enredaderas, arbustos y flores moradas para bordes

Las flores moradas apresarán a todo aquel que pase por tu jardín. Las hay en diferentes tonalidades desde el pastel de una orquídea hasta el color obscuro de la berenjena. Incorpora estas flores en una enorme pluralidad de paletas o combínalas con flores rosadas o azules.

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Las rosas de té híbridas “Sterling Silver o Lavender Bouquet” representan el amor a primer aspecto, al tiempo que la rosa floribunda “Ebb Tide y la Midnight Blue” simbolizan la realeza. Las primeras tienen un color lavanda y las otras, púrpura intenso.

La pasiflora es una enredadera perenne que ama el sol y ofrece flores dignas de un jardín de hadas. Esta planta acostumbra a usarse como antídoto para aliviar la ansiedad del mismo modo que la manzanilla.

El árbol puro es realmente un arbusto ornamental que prefiere el pleno sol y el suelo suelto y con buen drenaje. Existen distintas variedades que van desde los noventa cm de altura hasta los seis metros. Tanto las mariposas como las abejas acostumbran a gozar de sus bellas flores moradas.

La altea es un arbusto que le va a dar vida a tu jardín con sus fantásticas flores dobles de color púrpura azulado a lo largo de todo el verano. La pluralidad “Blueberry Smoothie” se seca de forma perfecta en un deshidratador de comestibles, por lo que puede emplearse como flor seca para aromatizar entornos, puesto que conserva una gran parte de su fragancia.

La clemátide es una enredadera que medra velozmente y se extiende por el suelo, donde crea una enorme masa de flores. Se abre camino por medio de las plantas y con ayuda puede adiestrarse a fin de que deambule mediante las ramas de los árboles. Existen muchos géneros de clemátides, mas la mayor parte son púrpuras. Si secas las flores, vas a poder usarlas en proyectos de manualidades en invierno.

El alio es un miembro de la familia de las cebollas y florece a fines de la primavera y principios del verano. Tiene un bello color violeta, afín a la lavanda, y puede plantarse solo o mezclado con otras plantas.

La lavanda es una de las flores moradas que más me maravillan, puesto que aparte de ser realmente bonita y aromatizada, es capaz de repeler insectos. Ama el sol y no ocupa tanto espacio, por lo que puede ser ideal para emplear en bordes de caminos, ya que mide solo treinta a noventa cm de alto y ancho. Si las secas, puedes emplear sus flores en artesanías.

El árbol de jacarandá genera fantásticos racimos de flores de treinta cm de largo, que miden unos cinco cm cada una. Son nativas de las selvas montañosas, en el nordoeste de Argentina y es uno de los árboles indígenas más fantásticos que tenemos en este país. En verdad, es uno de los árboles más propios de la Urbe de la ciudad de Buenos Aires y en primavera florece y causa la admiración de todos.

Estas flores en forma de campana medran en color blanco y en púrpura azulado, siendo esta última la más frecuente. Goza de un suelo bien drenado y de mucho sol.

La flor globo es una parte de la familia de las campanillas. Repele naturalmente a los corzos y pocas veces hay que dividirla, puesto que prospera tanto en tiempos fríos como en áreas secas.

El lupino me recuerda a la lavanda por sus encallas de flores bellas y moradas. Plántalo en tu huerta cerca de pepinos, brócoli y calabaza y conseguirás una mejor calidad en el suelo y, a su vez, vas a ver como ayuda a que medren otras plantas.

Por su lado, el heliotropo es una de las flores más fragantes que existen y acostumbra a equipararse con el pastel de cereza. Es una planta perenne que se cultiva como planta anual en numerosos países.

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