Aunque es posible que no sean vistas a diario, las abejas diariamente contribuyen a que la vida en el planeta se mantenga en un perfecto equilibrio. Su importancia, más allá de la miel y de extraer el néctar de las flores, es trascendental para entender cómo funciona la naturaleza.
Desde hace algunas décadas, las personas cada vez se preocupan más en saber estrategias, pequeñas acciones y hábitos para entender mejor como salvar a las abejas, como proteger su ecosistema y cómo entender las razones por las que muchos afirman que son las obreras de la naturaleza y las que mantienen en un perfecto equilibrio a todos los ecosistemas.
Las abejas y la agricultura
La agricultura es imposible de entender sin el papel que realizan las abejas en este sector. A nivel mundial, la producción agrícola es el sostén no sólo de la industria alimentaria, sino también el sostén económico y alimentario directo de millones de familias que trabajan diariamente los campos de cultivo.
En la agricultura, las abejas cumplen un importante rol que se entiende mejor con datos oficiales, como los que ofrece la FAO y La Organización para la Agricultura y la Alimentación de la ONU. Y es que hasta un 85% de todos los cultivos comerciales del mundo dependen de la polinización de las abejas para prosperar. Es decir, que si de un día a otro las abejas dejaran de polinizar las flores, de extraer néctar de un lado y posarse sobre otro, la industria agrícola, alimentaria y prácticamente todos los seres vivos, entrarían en una desafortunada crisis alimentaria sin precedentes.
La biodiversidad y el medioambiente
No sólo de la agricultura viven las abejas. En el mundo, hay al menos unas 100 especies de abejas que se dedican a la polinización de forma intensiva, y gracias a este trabajo es que muchos árboles frutales, arbustos pequeños y plantas medicinales se siguen reproduciendo en el mundo natural.
Gracias a ello, además, son muchos los seres vivos que pueden seguir perteneciendo a su ecosistema, que no deben verse forzados a migrar hacia otras tierras, y directamente, si no fuera por este trabajo que realizan las abejas, muchas de las especies de animales y de plantas que hoy se conocen ya estarían extintas o en peligro de extinción.
¿Qué se puede hacer?
Las abejas son insectos que atesoran en su faena diaria la posibilidad de vivir de todo un planeta, a juicio de los expertos. Sin embargo, aunque es una verdad a toda regla, muchas personas dudan en cómo dicha influencia es tan contundente pero sobre todo, en cómo pueden ayudar a que los entornos de las abejas estén protegidos y con ello, se mejore el entorno general de muchas otras cosas en la naturaleza y en la vida diaria.
- Plantar: árboles, plantas de flores, plantas nativas. Mantener áreas verdes es una de las mejores maneras de garantizar que la polinización sea activa. No necesariamente tienen que ser plantas frutales o dedicadas a la agricultura. La polinización, al final, es la consecuencia secundaria de la tarea de búsqueda de alimento diario de las abejas, por lo que directamente se fomenta su protección y reproducción.
- Consumo responsable: la industria de la miel, sobre todo de empresas que la producen de forma responsable y orgánica, es una de las que más apuesta por la conservación y expansión de las áreas de polinización de las abejas. Después de todo, permiten que se desarrollen, se reproduzcan y encuentren un ecosistema seguro para vivir. Por esa razón, el sencillo hábito de incluir la miel en la lista de la compra puede ayudar a que las abejas tengan más espacio para vivir y “trabajar”.
Prácticas para el medioambiente: no utilizar pesticidas ni insecticidas, no abusar de la deforestación, son algunas de las maneras que a gran escala dentro del sector agrícola se pueden realizar para favorecer el ecosistema de las abejas.